La situación actual en España no es muy esperanzadora, dado que a la vista está que la gente joven está saliendo del país en busca de nuevas oportunidades.
Es difícil calcular, tras poco más de un año, los efectos de la última enmienda gremial (Real Decreto Ley 3/2012, de 10 de febrero), actualmente que hay medidas cuya implementación en la práctica lleva ciclo. Desde luego, los realidades de la Búsqueda de Población Activa (EPA) del primer trimestre de dos mil trece nos indican que no se ha producido ningún milagro, sino más bien una inacción negativa (número de parados, tasa de interrupción, destrucción de empleo, etc.), y ello a pesar de que la Semana Santa fue en Marzo (primer trimestre).
Las cifras de descanso, asimismo, se están incluso distorsionando, por el "efecto desánimo" que se va extendiendo dentro los buscadores de empleo, lo que les lleva a abandonar la población activa y por tanto el paro, por lo que deberemos concentrarnos en las cifras de empleo.
En los últimos trimestres se ha observado una mejoría de la competitividad de la economía española en balance con la zona euro en términos de rendimiento y costo profesional adjunto, pero en ello ha tenido mucho que ver la severa catástrofe de empleo española; si bien además es cierto que las remuneraciones de los asalariados se han moderado más en España que en la zona euro, y en eso sin duda puede tener que ver la "amenaza" que suponen los instrumentos que ha puesto la corrección profesional en manos de los empresarios, a modo la regla más laxa del relevo por causas económicas, la mayor flexibilidad interna, la posibilidad ampliada de descuelgue de ajuste, la no necesidad de asentimiento administrativa para los despidos colectivos, etc. En suma, el compensador intercesor ha sido empujado en beneficio de los empresarios.
Los trabajadores parecen haber respondido a todos esos instrumentos potenciales, y a las altas cifras de desempleo, aceptando, a la fuerza, una mayor flexibilidad sindical y una mayor moderación salarial. Los defensores de la renovación señalan que la reducción de los costes de despido de la contrato indefinida y la mayor flexibilidad espoleará la contrato en el momento que la economía se "normalice"; el problema es que la enmienda sólo ha conocido inclusive actualmente la recesión y, en ese contexto, lo que se ha observado más bien ha sido una segunda avalancha de cataclismo de empleo, de extenso duende.
También dicen los defensores de la reforma que, sin sus instrumentos de flexibilidad, habrían cerrado aún más empresas; acaso sea cierto, pero hay que sopesar entrambos lados de la báscula (pensemos por ejemplo en la relación de por medio la "calidad" del empleo y la productividad). Otros elementos de la renovación fueron (i) la ejecución del "despido exprés", (ii) la ejecución de los salarios de procedimiento, (iii) la antelación aplicativa de los convenios de empresa (descentralización) y (iv) la expulsión del principio de ultraactividad (lo que obliga a renegociar los convenios cumplidos).
De estos cuatro elementos, en mi opinión, el primero es axiomático, el auxiliar puede tener como efecto colateral que el trabajador pierda poder de acuerdo, el alcahuete hay que articularlo bien, dada la reducida anchura empresarial española, y el cuarto es auténtico. De todas formas, mi experiencia en estos temas me indica que hay que estar continuamente pendientes de los posibles comportamientos estratégicos de los agentes antílope las reformas.
Como interesado en la Macroeconomía y la Economía Laboral, no puedo dejar de resaltar en estos momentos la importante relación entre ambas disciplinas. Dados los datos de las últimas décadas, la economía española debería crecer en términos reales más del 2,5% anual para poder reducir la tasa de paro (ley de Okun). Pero para este año esperamos recesión (crecimiento negativo), y para los próximos un crecimiento bastante inferior a esa cifra señalada. Y ello sin “mentar a la bicha” (crecimiento sin empleo): experiencias recientes de países desarrollados que han salido de las crisis con escasa generación de empleo neto (por cuestiones tecnológicas, de organización industrial, reajustes sectoriales, etc.).
Ante la situación actual de la economía española y de su mercado de trabajo, algún viejo keynesiano nos espetaría: ¿Y qué esperabais? Nos enfrentamos a unas elevadas cifras de desempleo, a una demanda interna muy débil, a un canal del crédito bloqueado hacia familias y empresas, a un sector privado muy apalancado financieramente, a políticas fiscales restrictivas, a unas economías europeas que no terminan de despegar, a una moneda relativamente fuerte, etc.
La reforma laboral ha contribuido en la posible vía de salida de la crisis basada en la "devaluación interna", pero no olvidemos que para ser competitivos hay que prestar atención a muchos más factores aparte del salario (coste de otros factores productivos, tecnología, costes financieros, etc.); además, con la moderación salarial se puede ser más competitivo exteriormente, pero a la vez se desinfla la demanda interior.
Por otro lado, la senda de crecer por el sector exterior no se ajusta mucho al patrón que la economía española ha seguido hasta esta coyuntura, especialmente si no se puede devaluar la moneda, por lo que supone en cierto modo una reconversión económica. Para colmo, la incierta evolución económica de nuestros principales socios comerciales está frenando últimamente la expansión de nuestras exportaciones, que deberían redirigirse hacia otros mercados.
Como se ve, hay que sopesar el peso relativo de los multiplicadores fiscales, los multiplicadores exteriores, etc. Es cierto que la holgada colocación reciente de deuda pública y la caída de la prima de riesgo está haciendo llegar algo de oxígeno a nuestra economía enferma, pero, a pesar de ello, sin alcanzar un crecimiento razonable, la bola de nieve de la carga de la deuda pública no parará de crecer, a mayor o menor ritmo, dependiendo de sus factores determinantes. Si no se produce una fractura de la zona euro, podemos decir que, dada la situación descrita, estamos básicamente en manos de "agentes externos".